Bitácora /
La leyenda de Chus Araña
También los héroes de un país hablan de los habitantes de ese país. Esta es la historia de un héroe que vivió en la frontera de El Salvador y Guatemala, en Metapán. Un héroe entre comillas. Un héroe al que los habitantes de esa ciudad recuerdan como un justiciero. Un héroe que tenía el súper poder de matar pandilleros.

Fecha inválida
Óscar Martínez

Es sorprendente la velocidad con la que un hombre se convierte en leyenda. Alguien que hace poco existió en carne, hueso y movimiento, que iba al supermercado y tomaba el bus, de repente es solo un recuerdo inexacto, amplificado en su “heroísmo”. Un hombre que nunca iba al supermercado ni tomaba el bus. Él era más de matar. Seguramente Jesús Morales, el hombre que murió, sí hacía esos menesteres cotidianos. Pero Chus Araña, la leyenda que vive, era más de matar. De matar pandilleros.

Chus Araña mató a un pandillero en cada una de las esquinas de Metapán. En todas y cada una de las esquinas. Todas las personas que me contaron de la vida y obra de Chus Araña señalaron una esquina cercana y dijeron que ahí mismo la leyenda le voló los sesos a un pandillero. Chus Araña medía entre 1.70 metros y más de dos metros. Me inclino a pensar, aunque parezca raro para un salvadoreño, que medía más de dos metros, pues solo uno de los que me contó sobre Chus Araña me dijo que medía 1.70, que lo demás era mentira, exageración. En cualquier caso, quizá Jesús Morales –el hombre que murió- sí que medía 1.70, pero es claro que Chus Araña –la leyenda que vive- mide más de dos metros.

Chus Araña mide más de dos metros y mucha gente lo extraña en Metapán.

De hecho, gente que jamás lo conoció dice que lo extraña. Y ese dicho es ya casi una muletilla en aquella ciudad fronteriza con Guatemala.

Si Chus Araña estuviera no se verían esas pintadas en la pared.

Si Chus Araña estuviera no vería usted a los jóvenes vestidos así.

Si Chus Araña estuviera no andarían molestando a las señoras del mercado.

Si Chus Araña estuviera…

Todos los que hablan de Chus Araña saben que un día él se enfureció con los pandilleros y que a partir de entonces ya nunca logró abandonar la ira. Cada quien tiene su versión del origen del odio de Chus Araña.

Es que a Chus Araña lo rentearon.

Es que a Chus Araña le mataron a un familiar.

Es que a Chus Araña le ofendieron a la mamá.

Es que a Chus Araña…

Lo cierto es que Chus Araña –la leyenda que vive- podría haber protagonizado una película junto a Clint Eastwood. Él, como pistolero que sale de cantinas con puertas que abanican y rechinan, siempre andaba su arma al cinto. “Un pistolón enorme, como de dos cuartas”, me dijo un camionero metapaneco. Y así, como justiciero de comic, se aparecía frente a los pandilleros que deambulaban por callejones oscuros y se vengaba de ellos por aquello que le hicieron. Sacaba su pistolón y en esa esquina, que son todas las esquinas de Metapán, le volaba los sesos. Justo en la cabeza. Siempre.

Hace poco conocí allá en Metapán a un hombre que conoció a Jesús Morales, el Clark Kent de Chus Araña. Él me contó que Jesús Morales era un hombre enfurecido con los pandilleros por algo que le hicieron a alguien que él quería mucho, y que desde entonces, el señor Morales, que fue guardia nacional durante la guerra civil salvadoreña, se dedicó a matar a cuanto pandillero se le atravesara sin que nadie le dijera nada y causando la alegría y admiración de policías, militares y ciudadanos… Entonces me di cuenta de que ese hombre en Metapán me estaba hablando de nuevo de Chus Araña, y que quizá Jesús Morales murió para siempre y hasta los que lo conocieron lo recuerdan como Chus Araña, el implacable justiciero y vengador metapaneco.

A Chus Araña lo mataron de un balazo allá por 2006. Lo mataron como mueren los héroes: de diferentes formas, pero eso sí, todas heroicas.

A Chus Araña lo emboscaron varios pandilleros.

A Chus Araña lo mataron de espaldas, a traición.

A Chus Araña lo mataron porque se le acabaron las balas.

A Chus Araña…

Sea como quiera, lo cierto es que Chus Araña es una leyenda metapaneca. Un superhéroe salvadoreño. Saque usted sus propias conclusiones.

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