Bitácora /
Cinco cosas del narco que usted debería saber
Para escribir sobre narcos hay que sortear decenas de espejismos, de clichés, de estereotipos. ¿Qué tenemos que tener en mente cada vez que hablemos sobre los señores de la droga?

Fecha inválida
Óscar Martínez

Hace casi un año que sigo a los grupos del narco en Centroamérica. Familias tradicionales, narcos que van de la mano del Estado y que son queridos en pueblos perdidos, omnipotentes mexicanos que bajan a Centroamérica a cambiarlo todo –a empeorarlo todo– y las infaltables autoridades corruptas, coludidas, cómplices. Estas son algunas de las lecciones mínimas que he aprendido y que me repito cada día como hoy cuando empiezo a escribir un texto sobre el narco.

1. El narco no es el narco. Crimen organizado es una mejor definición. Sí,  en el ámbito de las drogas, estos grupos se dedican principalmente a garantizar que la cocaína de Sudamérica llegue a manos mexicanas para que estas las terminen de subir hacia Estados Unidos. Sí, también se dedican a quedarse parte de esa cocaína y a venderla en el mercado local. Pero esa parte es una miseria, y esos grupos hacen muchas cosas más. Tienen sus manos metidas en el negocio de contrabando en las fronteras: quesos, ganado (les gusta mucho que les paguen con ganado), mercadería varia, robo de vehículos que roban en aquel país y meten a este de la par o viceversa. Coyotaje, algunos de los principales señores de las fronteras fueron coyotes, luego jefes de coyotes y ahora empresarios del negocio de la migración: control de coyotes y trata de mujeres para prostitución. Lavadores de dinero. Hay narcos que nunca han tocado un kilo de cocaína ni una libra de marihuana. Hay narcos que, desde sus oficinas en hoteles, en gasolineras, en ferreterías, en empresas de construcción, en iglesias, se dedican a hacer que ese dinero que recibió su socio en Panamá, Nicaragua, Honduras, Guatemala o El Salvador, por pastorear un cargamento, entre al mercado como dinero justificado por una actividad comercial legal. Si usted ha tenido que dormir alguna vez en una zona fronteriza de El Salvador -por ejemplo Metapán- y se ha hospedado en algún hotel, lo más probable es que haya colaborado con esa cadena de lavado.

2. Los consumidores nunca se van a acabar. Nunca serán pocos. Jamás. Es más factible que veamos paquetes de cocaína de marca registrada en los supermercados que sociedades sin consumidores de droga. Esto está fuera del debate. Punto.

3. Los narcos de cuidado en esta región no son los campesinos que cultivan amapola en Guatemala, ni los lancheros que conducen toneladas de cocaína por el Atlántico hondureño y nicaragüense, ni los policías y militares rasos de Metapán que aceptan 10 dólares por dejar entrar un furgón con 30 cabezas de ganado provenientes de Guatemala. Los narcos de cuidado son diputados, empresarios, funcionarios del sistema de justicia, jefes policiales, exmilitares con redes en las fuerzas armadas, alcaldes que modifican la institucionalidad para que ellos puedan jugar en una cancha cómoda. Cargan los dados a su favor y en contra de todos los demás. Los demás, los poquiteros, los dealers, los burros de carga, son delincuentes comunes, pinches, sobrevivientes, gente que hace cosas que seguramente yo también haría en su situación. De ellos normalmente no hay nada que temer mientras sigan siendo lo que son.

4. Los narcos de cuidado casi siempre se ríen de las noticias de éxito de las policías de Centroamérica. Casi siempre se carcajean cuando se presenta a los NARCOS detenidos, cuando escuchan que un decomiso se etiqueta como DURO GOLPE, cuando ven a un presidente en una cumbre jactarse de la voluntad de su gobierno y llamar a la unidad centroamericana. Se ríen porque sus jueces siguen ahí, las fiscalías raquíticas y sus raquíticas unidades de investigación de  lavado de dinero siguen raquíticas, las unidades de inteligencia policial siguen poco escuchadas y muchos diputados hacen cuerpo conteniendo que nadie controle sus grandes patrimonios, para así evitar que los secuestren o extorsionen. Se ríen.

5. Aquí, el tráfico de drogas implica autoridades corruptas, sistemas podridos, funcionarios-narcos. Repito, aquí. Eso pasa aquí, en esta región donde eso también se genera con el contrabando, la migración, las remesas, las licitaciones públicas, las reformas agrarias, las votaciones legislativas, los nombramientos del sistema judicial, etcétera, etcétera, etcétera.

(San Salvador, El Salvador. Octubre de 2011)

 

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